Al poco tiempo de haber comenzado el Proyecto Solidario de padrinazgo de escuelas rurales, algunos docentes y alumnos participantes tuvieron la idea de incorporar el reciclaje de diversos materiales, la organización de eventos y la búsqueda de donaciones. Posteriormente se diseñaron carteles que promocionaban dichas tareas.
Poco a poco, la comunidad educativa, en especial las familias de los estudiantes que colaboraban, empezaron a traer ropa, libros, utensilios de cocina, entre otras cosas, que ellos ya no necesitaban. También fueron acercando elementos reciclables, tales como botellas de plástico y de vidrio, cajas de cartón, diarios, revistas y papeles. Éstos se juntaban en la portería de la institución y se transportaban a un depósito donde eran seleccionados, para luego ser vendidos y poder obtener ingresos. Además de un hecho de solidaridad, el reciclado permitía favorecer la ecología y evitar la contaminación.
Por otro lado, se comenzaron a realizar campeonatos de fútbol, festivales de talentos, torneos de truco y rifas, los cuales demandaban un gran esfuerzo pero proporcionaban muchos recursos económicos. En los eventos podían participar profesores, alumnos, familiares y amigos, quienes brindaban su ayuda desinteresada.
La plata que se obtenía era usada principalmente para hacer envíos a los colegios apadrinados a los que eran mandadas las donaciones que se recibían y los elementos que se compraban. Útiles, libros, remedios y ropa eran llevados en cajas y bolsas a las escuelas de las distintas provincias. Estas actividades siguen en vigencia, en mayor o menor medida, en la actualidad.
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